Durante el primer capítulo Lancaster se centra en cómo posicionar a los personajes frente a la cámara, es decir la composición de la escena, y lo hace a partir de la explicación del uso de la proporción áurea para dirigir la tensión y de la iluminación para generar una sensación de tridimensionalidad y profundidad en la imagen.
Una de las ventajas del libro es que no repara en la utilización de fotografías para ejemplificarle al lector de lo que se está hablando, entonces siempre habrá referencias visuales que acompañen la información lo que lo hace mucho más claro, además de que si el autor sugiere algún programa o página de consulta, acostumbra dejar los enlaces web con la información, en caso de que se desee profundizar en algún punto en particular.
En el segundo capítulo después de abordar otros temas como las posiciones de la cámara y los movimientos que puede lograr, se enfoca en la iluminación correcta dependiendo del efecto que se quiera lograr en cada toma y si se trata de una hora del día en particular, noche, amanecer, atardecer, etc.
Trata sobre la calidad de la luz, si ésta es dura o suave, sobre la dirección de la luz, de dónde proviene y qué es lo que acentúa u oculta en cuadro y también aborda la temperatura del color y cómo dirigirla para conseguir cierta calidad en la imagen si se necesita que sea más o menos cálida o fría y cómo ajustarlo mediante el balance correcto del lente, la exposición y el ISO.
Todos éstos ejemplos me sirven para continuar planeando y modificando de ser necesario, el curso de las tomas en mi animación, por eso ahora estoy contemplando hacer pruebas para comparar posiciones, movimientos y fuentes de iluminación y lograr los resultados necesarios para iniciar la parte de postproducción.
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